Del 7 al 10 de mayo, más de 100 adolescentes, jóvenes y pastoralistas de las Unidades Educativas de la RUEI participaron en el VIII Encuentro Nacional de la Dolorosa, realizado en la Casa San José de Checa. Bajo el lema “Madre Dolorosa, fortaleza de los peregrinos de la esperanza”, se vivieron cuatro días de profunda espiritualidad, reflexión comunitaria y misión compartida.
El encuentro fue un espacio privilegiado para que los participantes se reconocieran como peregrinos de la esperanza, llamados a transformar la realidad desde la fe, el compromiso y la ternura activa hacia los más vulnerables. A través de dinámicas, visitas a la Iglesia de la Compañía, momentos de oración, talleres, expresiones artísticas, ginkanas y servicios apostólicos, se fue entrelazando una comunidad viva, alegre y dispuesta a amar y servir “en todo y para todos”.
La figura de la Madre Dolorosa inspiró momentos de encuentro interior, contemplación y envío. Sus lágrimas, fuego, corazón traspasado y mirada compasiva resonaron como símbolos de una espiritualidad encarnada, resiliente y solidaria. Las noches de carpas, las pausas ignacianas, la serenata, el rosario en procesión y la Eucaristía final fueron signos de una fe joven que no se encierra, sino que camina y se organiza para servir.
Este encuentro reavivó el sentido de comunidad y misión en la juventud ignaciana, recordando que ver nuevas todas las cosas también implica mirar al mundo con los ojos misericordiosos de María Dolorosa y responder con acciones concretas de reconciliación y justicia.