¿Qué es ser Jesuita?

Ser jesuita es amar y dar la vida por los demás, al estilo de Jesús. Pidiendo conocimiento interno de su Corazón, deseamos compartir el amor del Padre que Jesús ha revelado.

Ser jesuita es contemplar con un espíritu crítico las problemáticas de la humanidad y mantener una mente abierta para ofrecer soluciones creativas.

Ser jesuita es estar en el corazón del mundo y transformarlo: como hombres de misión, estamos dispuestos a ir allí donde hay mayor necesidad de llevar esperanza.

Ser jesuita es participar en la misión de la Compañía Universal, sintiendo que “nuestra casa es el mundo”. Las nuevas culturas, lugares y personas amplían nuestros horizontes.

Ser jesuita es pertenecer a una comunidad de hermanos y compañeros que aportan alegría, sabiduría y apoyo en medio de los desafíos propios de la vida y la misión.


SECTORES DE NUESTRA MISIÓN
  • Social
  • Educativo
  • Comunicación
  • Parroquias
  • Cultural

OPCIONES APOSTÓLICAS PROVINCIALES
  • Unión, inspirados en la espiritualidad ignaciana.
  • Compromiso con las personas excluidas y vulneradas.
  • Acompañamiento a proyectos de vida integrales.
  • Justicia Socioambiental.


MI VIDA SIENDO JESUITA

Como jesuita, el centro de mi vida es Jesús. Como su compañero, Jesús me invita cada día a seguir sus pasos con fidelidad. Aunque me reconozco pecador, sé también que el Señor me da la gracia de vivir mi vocación con plenitud y entrega.

Siento que el Espíritu Santo me mueve a ser un hombre de Iglesia, participando de su vida y poniéndome a su servicio. La Eucaristía diaria es el encuentro con el Señor y mis hermanos para escuchar su Palabra y recordarme el llamado a amar a cuerpo entero.

En última instancia, los jesuitas sabemos quienes somos mirándolo a Él (CG 35). No me olvido de pedir a María que me “ponga con su Hijo”, como insistentemente pedía San Ignacio, pues Jesús nos muestra el camino para hacer la voluntad del Padre.

Los jesuitas tenemos fama de estudiar mucho, lo cual puede resultar intimidante. Pero no tiene por qué serlo, pues nuestra formación intelectual se adecúa a las capacidades de cada uno y está orientada a nuestra misión como hombres religiosos. 

Los estudios en humanidades, filosofía, teología o cualquier otra rama del saber, procuran ser medios para servir mejor a la Iglesia en diálogo con el mundo de hoy. Afortunadamente, tenemos compañeros y mucha gente que nos acompañan en este camino.

Al final, uno se da cuenta de que los estudios abren el horizonte de nuestro intelecto para buscar el mayor bien posible en nuestro mundo desde soluciones creativas y coherentes que nos posibilitan dedicar nuestro trabajo a mayor gloria a Dios.

Mi vocación como jesuita es compartida. Aunque sé que el Señor me ha llamado personalmente a ser su compañero, sé también que me llama junto a otros hombres para formar una comunidad de “amigos en el Señor”.

Juntos somos enviados a dar testimonio de amor y de unidad, dando muestra de ello en nuestra vida comunitaria. Juntos estamos llamados a responder al llamado de Dios para hacer el mayor bien a nuestro alcance.

Puedo decir que tengo familia en todo el mundo. Al llegar a una comunidad jesuita, me siento en casa. Más allá de las diferencias culturales o intergeneracionales, compartimos el mismo Espíritu que nos hace hermanos.

A medida que pasan los años como jesuita, me doy cuenta que nuestra vida es la misión y la misión es nuestra vida. Mi día a día tiene sentido porque sé que estoy sirviendo a la misión de Dios cuando sirvo a la misión de la Compañía.

Hoy por hoy, hago mía nuestra misión de “reconciliación y justicia” (CG 36). En cualquier tarea encomendada, me esfuerzo por buscar un mundo más justo que nos permita a todos vivir reconciliados con Dios, entre nosotros y con la creación.

No me deja de sorprender lo mucho que hacen mis hermanos jesuitas alrededor del mundo. Realmente me inspira ver los distintos campos en los que estamos metidos, viviendo con “fidelidad creativa” el llamado que nos hace el Señor de compartir la Buena Noticia.

OFRECEMOS

  • Inserción en comunidades u obras Jesuitas.
  • Ejercicios Espirituales.
  • Convivencias y campamentos.
  • Voluntariados.

Y tú, ¿Te animas a ser Jesuita?

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